viernes, 6 de junio de 2014

Espejismo

           Recorría la calle a la carrera, con desenfreno, no sabía porqué. Desde que tuvo conciencia de lo que estaba pasando no había parado de correr y todavía no había descubierto el motivo. Su cabeza daba vueltas, se sentía mareada, exhausta, creía que iba a perder el control pero, ¿acaso lo había tenido en algún momento?

            Miró en derredor intentando reconocer aquella extraña calle. Las casas eran de formato antiguo, bajas, de una sola altura, con amplias puertas en las que suponía antaño habían permitido el paso de los carros de arrastre. Los adoquines de piedra maciza constituían el empedrado de la calle. En los laterales habían plantados arboles que en fila recta, delimitaban el paso de vehículos hacia las casas. ¿Vehículos? No, no se veía ninguno, ni escuchaba el ruido de ningún motor. 

             Se propuso llegar a la esquina para poder observar algo nuevo que le diera alguna pista de donde se encontraba. Pero no vislumbraba el final de la calle. La iluminación de esta estaba compuesta por unos pequeños faroles suspendidos en las paredes de las casas a unos dos metros y medio del suelo. En ellos se veía el alegre pero monótono tintineo de una pequeña llama. Se detuvo en seco y se dio la vuelta, esperando obtener mejor resultado que hacia adelante. Nada. Lo único que se veía era la fila impasible de árboles en cada lado de la calle y los faroles suspendidos en las fachadas pero de cruce o esquina nada. 

              Decidió dirigirse hacia atrás. Si llegaba al punto inicial sabría el motivo de su carrera y al mismo tiempo saldría de aquella larga calle. Así que empezó a correr en dirección contraria a la que lo había hecho hasta el momento. Después de largo rato le faltaba el resuello. ¿Cómo podía ser que hubiera llegado anteriormente tan lejos? ¿Quizá fuera por que antes no estaba tan cansada? La verdad es que no lo sabía, pero empezaba a encontrarse mal. Siguió caminando, aunque los nervios la hacían ir más rápido de lo que debía. 

               De repente se paró. ¿Y si aquella calle fuera circular? ¿Y si la salida no estuviera en una esquina sino en una casa? ¿Pero cómo descubrir cual? Miró hacia un lado y hacia el otro, asegurándose de que nadie la estaba mirando. Se dirigió hacia un árbol y descolgando todo su cuerpo en una rama, consiguió que esta se resquebrajara. Este sería su punto de partida. Dejó la rama en el suelo, en medio de la calle y continuó caminando hacia donde había venido antes. ¿O no? Estaba confundida, así que empezó a caminar hacia uno de los lados. 

                 Cada vez tenía más calor. Se sentía mareada y empezaba a tener náuseas. Necesitaba beber algo, los primeros síntomas de deshidratación empezaban a aflorar en su persona. Pero ella era fuerte. Sabía que llegaría al final del camino y encontraría el porqué de todo aquello.
                 
                   Recordaba cuando era pequeña y se perdió. Estaba en una plaza, con sus padres, viendo un espectáculo que habían montado unos jóvenes feriantes. En el salía el personaje de Minie y Mickey, patinando alrededor de la fuente central de la plaza. Se soltó de la mano de su padre y se mezcló entre el público que tenía delante de ella y no dejaba que viera aquellos personajes que tanto le gustaban. Después de casi veinte minutos y con lágrimas en los ojos su madre la cogió por el hombro, dándole una fuerte sacudida de reprimenda y abrazándola a continuación. 

                    Las lágrimas recorrían sus mejillas y llegaros hasta su boca. Estaban saladas y esto acrecentó la necesidad de beber. Pero nada, no conseguía encontrar indicio de salida alguna. Cada vez hacía más calor y cada vez se sentía más abatida, sin fuerza para continuar. Pero debía, así que armándose de coraje continuó sin parar de caminar.

                     Volvió a desconectar de aquella calle. Su mente la llevó al día en que su antiguo novio Pablo, la besó por primera vez. Fue fantástico. Ella caminaba por la calle con su inseparable amiga Laia. De repente Él se aproximó desde atrás, casi como un furtivo, para tocarla en el hombro y al tiempo que ella se daba la vuelta robarle un inocente beso de sus labios  y salir corriendo como había venido. Ella se quedó allí, quieta, tocándose los labios con los dedos mientras su amiga reía a carcajadas y se burlaba de aquel chaval de once años que a la postre sería su gran amor. 

                      Cuando recuperó conciencia, se encontraba acostada bajo uno de los innumerables árboles que habían en aquella maldita calle. La camiseta que llevaba estaba completamente empapada en sudor y se le pegaba a su magnífico cuerpo, dejando entrever sus generosas curvas. Pero ella no podía más. Necesitaba descansar y beber. Sabía que no podía dormirse pero los ojos se le cerraban. Al final, y después de mucho esfuerzo por mantenerse despierta, el cansancio la venció.   

sábado, 26 de abril de 2014

Esperanza

    Haber vuelto a contactar después de unas semanas de total inanición sentimental, abre un hilo a la esperanza. ¿Quizá todo sea fruto de una imaginación frustrada por el tiempo? Puede, pero esa ilusión que mi pecho anhela y que ella sin querer vuelve a alimentar. Daría una vida por pasar un segundo junto a ella, rozar su piel, sentir una caricia suya. Intentar acercar posturas en la amistad para poder estar cerca de ella. Esperanza.

viernes, 4 de abril de 2014

Vacío

    Haber llegado hasta rozar su piel y quedar sin aliento. He me aquí que si por vida fuera daría la mía aunque solo fuera por su sonrisa volver a ver. Después de todo solo queda la nada. ¿Y qué es la nada? Es el vacío que queda, que ahoga y te deja sin sentido, bobo, como aletargado, por el sentir más que real y no correspondido. El desasosiego que tu cuerpo experimenta cuando sabes que está pero no contesta. Grave hecho debe haber sucedido para tan drástico giro dar una situación que era como menos bonita.

martes, 1 de abril de 2014

Locura

 Sentir que tu corazón se acelera cuando la ves pasar, con sus largas espigas al viento, doradas y onduladas. Vas recorriendo el camino, primero a paso y luego a la carrera, hasta que falta el aliento y no te das cuenta que en el transcurso del mismo, has perdido una parte importante del equipaje, la cordura. Dulce locura que te envuelve y te abstrae de la cruel realidad. Y al final de él el ansiado premio que serán sus labios al contactar con los mios. Cerrar los ojos y sentir como el viento recorre cada poro de tu cuerpo y pensar, no sin imaginación, que ese mismo viento momentos antes acariciaba su piel y te lleva su fragancia hasta la tuya.

¿Locura?
No hay más locura que dejar de ser feliz
por miedo a lo que piensen los demás.

lunes, 31 de marzo de 2014

El tiempo dictará.

       Ha nacido una nueva sinfonía de emociones en mi pecho. Algo que no se puede describir pero que te genera una nueva ilusión en la vida. Cuando todo parecía yermo, arrasado por el arrebato incontrolado del ser que era tu motor, aunque a veces te llevara a las situaciones más insospechadas.

       Vamos, todo esto cambió, un día, una llamada, una sonrisa y mi corazón quedó prendado de la dama que tantas veces había visto pasar. Ella sonreía, desde su letanía incolora, roto su corazón hace tiempo, sin querer supongo, ha dado vida al mío. ¿Cómo revivir en ella el latir de un nuevo amanecer, que nos una en un nuevo día y para siempre?

     Mi bomba de la vida se detiene cada vez que sin pensarlo siquiera, nos encontramos en la calle, en la esquina o simplemente en mi imaginación. Suspira por que nuestras miradas se crucen y que produzca una sonrisa en sus labios que le devuelva la alegría, que le devuelva la confianza y que le dé fuerzas para confiar en mí. Que me dejé acercar sin malas artes, solo con el sentir y latir de mi corazón como banda sonora de mi paso.

     Ella, dolida como está por el amor pasado, reacia a dejar ver su sentir, ¿por miedo quizá? No lo sé. Cuando cruzamos unas simples palabras mi cerebro parado queda, no salen las palabras por mi boca que mi corazón si que dicta, pero por miedo a herir sus sentimientos no transmito, puesto que en cuanto acelero sin pensar un poco mi verborrea ella frena con dulzura que hiere.

martes, 6 de agosto de 2013

Un simple viaje cap. 7

                                                                   ANGUSTIA

   Llevaban casi una  hora de huida de una de las tres naves que con anterioridad les habían atacado. Habían destruido una y en su huida habían conseguido inutilizar otra. Pero ahora la tercera les perseguía con ahínco. Cada vez se acercaba más a la Andrómeda pese a los esfuerzos de Kate y la computadora intentaban optimizar por todos los medios la velocidad de la nave. Habían apagado todos los sistemas que no eran indispensables y concentrado la energía en los motores y la navegación.  Al retrasar la aproximación de la nave persecutora también habían ido aproximándose a la zona de intercepción  donde aparecería la liberty.

-¿Se podría soltar la bodega de carga para intentar obstaculizar el paso de esa nave?- preguntó la cabo Kate
-A velocidad warp nunca se ha probado. Se podría intentar  que los robots de mantenimiento se encargaran de ir soltando bultos de la carga a través de la puerta. Eso sí deberíamos sellar la bodega de carga para evitar que la descompresión de la bodega de carga nos hiciera explotar como una fruta madura.

   Andrómeda ordenó a todos los robots de mantenimiento que se dirigieran a la bodega de carga. Una vez todos dentro les dio las indicaciones oportunas de lo que debían hacer. Entonces procedió a sellar magnéticamente las puertas de acceso.
   Todo estaba listo para intentar parar a sus obstinados perseguidores. Los dróides de mantenimiento se anclaron al suelo de la nave con los tirantes pertinentes para no salir despedidos por la descompresión.

-Todo listo cabo Smith. - anunció la computadora veinte minutos después.
-Abre las compuertas y que sea lo que Dios quiera.

   Jéssica la doctora, observaba en estado de shock todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Parecía una estatua de cera. No tenía demasiado buen color de cara y se mantenía sentada en la silla que había sido del artillero Jensen.
   Andrómeda abrió la compuerta de la bodega de carga y empezó a producirse el vacío dentro de ésta.  Los robots tensaron sus amarres para evitar ser succionados por la virulencia de la corriente producida al escapar el aire que allí había apenas unos segundos antes. Todo se normalizó, aunque el espectáculo que se veía a través de las puertas era espectacular.  Se veían pasar a velocidad vertiginosa rayos de luz de lo que se suponía eran las estrellas. Realmente era hermoso aquella vista. Pero los robots no estaban allí para observar aquel extraño paisaje.
   Una vez se normalizó la situación empezaron a empujar los paquetes más grandes hacia la puerta. Andrómeda, siguiendo las órdenes de la cabo Kate, instó a los dróides a que empezaran a tirar los bultos por la abertura. Aquello se había convertido en algo parecido a lo que hacían los destructores siglos atrás cuando soltaban las cargas de profundidad para destruir a los submarinos enemigos. Los paquetes desaparecían intantáneamente al traspasar el umbral de la puerta de la bodega.
   Mientras en el puente de mando, Kate seguía con interés el rumbo de la nave persecutora que le aparecía en una pantalla.

-Parece ser que el escudo de fuerza de la otra nave cumple con su cometido y todos los impactos  que recibe no les hace reducir la velocidad. -anunció Andrómeda.
-Entonces estamos condenadas a ser atrapadas de nuevo. Solo un milagro nos podría salvar.

   De repente, la computadora Andrómeda anunció:
-La nave que nos persigue estará en breve a distancia de disparo. Sugiero concentrar al máximo nuestros escudos deflectores a la parte posterior de la nave.
-Hazlo. Maldita sea nuestra suerte, estamos muy cerca de poder salir de aquí y nos va a faltar tiempo. -entonces se acarició el abdomen y con ternura continuó- Lo siento hijo mio, no te voy a poder conocer en vida. Pero te amo como si ya hubieras nacido.
   Una lágrima rodó por su mejilla y los ojos se le enrojecieron ostensiblemente. La doctora se acercó a ella. Algo había cambiado en su cara. Ya no parecía asustada y abrazó a la cabo Smith. Ésta la miró a los ojos y le sonrió. Entonces se fundieron en un abrazo.
-Todavía no estamos muertas. - soltó Kate deshaciendo el abrazo.- ¿Tenemos la oportunidad de efectuar algún disparo contra esa nave?
-Muy remoto cabo Smith. Debería aproximarse lo suficiente para poder alcanzarles.

   De repente la nave se sacudió. Un disparo desde la nave que los perseguía había colisionado en la popa de la nave. Los escudos habían aguantado el primer impacto.

-Escudos al 80%.- anunció la computadora.
-No aguantarán muchos impactos más. Debemos hacer algo dijo la doctora.
-Sí, ¿pero qué?

   Kate se mesaba los cabellos una y otra vez. Intentaba forzar a su cabeza a que pensara alguna idea que les diera algo de tiempo. Un segundo impacto zarandeó la nave.

-Escudos al 60%
-Kate se nos acaba el tiempo. Haz algo.-apremió Jéssica.
-No se me ocurre nada. Estoy bloqueada.

Una alarma empezó a sonar en el puente de mando.
-Se ha detectado fuego en la sala de los motores warp. Tenemos que pararlo o la nave se desintegrará. -andrómeda anunció el fatal mensaje.
-¿Cuanto aguantarán los motores si no paramos?
-Apenas un minuto.
-Entonces apágalos. Abre todas las frecuencias para poder comunicarme con la nave que nos persigue.
-Tengo localizada la frecuencia en la que emiten cabo Smith.
-Haz lo que te he dicho. Dame también las coordenadas del punto en el que estamos.
-Como ordene cabo Smith. Las coordenadas son 7.3.5.8 a 5000 au de la estación Eurípides.
-Vale, perfecto. Abre todos los canales de comunicación.
-Canales abiertos señor.

   Kate apretó el intercomunicador que  abría el micrófono.
-Aquí la cabo Smith a bordo de la nave de carga Andrómeda, en ubicación 7.3.5.8 a 5000 au de la estación Eurípides. Me dirijo a la nave que nos está atacando y nos persigue. Anuncio la rendición de la nave, solicitando que dejen de disparar. Dennos unos minutos para preparar el recibimiento a nuestra nave. Hagan una aproximación lenta y por la parte derecha. En cuanto estemos preparados les volveré a llamar para que se acoplen a nuestra nave, abriendo la compuerta de acceso.
-¿Estás loca Kate? Rindes la nave y la entregas. Nos van a matar.
-Solo trato de ganar tiempo. Si mi plan ha funcionado la Liberty debe haber recibido nuestra posición. Espero que lleguen a tiempo. No deben estar muy lejos.
   La doctora se dejó caer de nuevo en el asiento del artillero. No había pensado en aquella posibilidad.
 
   La nave que les perseguía había dejado de disparar y se aproximaba por el lado derecho de la Andrómeda, tal como había pedido la cabo Smith. Empezó la aproximación lateral quedándose apenas a un metro de la Andrómeda. La suerte estaba echada. Solo cabía ya acoplar la nave y abrir la compuerta para que les abordaran.
-Andrómeda, sitúa la nave para facilitar que nos aborden.
-Entendido cabo Smith. Señor podrían intentar escapar en un módulo de supervivencia. Mientras ellos suben a bordo podría lanzarlas en dirección a la estación. La Liberty no debe estar lejos y podrá recogerlas.

-Gracias Andrómeda. Sígueme Jessica.

   Las dos mujeres salieron a la carrera en dirección a babor de la nave. Si tenían suerte podrían salir todavía de allí indemnes de aquella situación. Llegaron a la cápsula de escape y subieron ambas. Ahora era cuestión de que andrómeda las lanzara al espacio.

-Apertura de la compuerta de acceso confirmada. Accediendo pasajeros a la nave. -Anunció la computadora a sus tripulantes.
-Cierra la compuerta Andrómeda y lánzanos al espacio. Luego haz lo que debas.
-Entendido cabo Smith. Ha sido un placer viajar con usted.

  Un nudo se le puso en la gargata a Kate. La doctora empezó a llorar y se abrazó a ella. El módulo de salvamento salió propulsado a considerable velocidad. En los altavoces de la cápsula retumbó la cuenta atrás de la computadora.
-9..8..7..6..5..4..3..2..1..

   Una explosión se divisó  a través del ventanuco de la cápsula de escape. La Andrómeda y la nave adherida a ella se desintegraron en el espacio. Pero un frente de restos se aproximaba a gran velocidad acompañado de la onda expansiva. Las dos mujeres se abrazaron y se acurrucaron en un rincón del módulo de escape. La sacudida fue muy brusca. El cristal de la pequeña ventana se desintegró en mil pedazos y el poco aire que allí dentro había existido era una mera anécdota. Kate miró por última vez, no sin dificultad a la doctora Jéssica. Ésta tenía los ojos prácticamente fuera de las órbitas y la sangre se le acumulaba toda en el rostro. Estaba a punto de estallarle la cabeza. Ella también tenía terribles dolores y sabía que su situación era la misma.

   Despertó empapada en sudor, temblando y se sentó en la cama como un resorte. Miró en derredor y vio la habitación en la que dormía junto con su prometido Michael.

-¿Te encuentras bien?- preguntó éste.
-¿Dónde estoy? ¿Qué ha sucedido? ¿Dónde está Jessica?
-¿Quién es Jéssica?
-Yo..no..
-Has tenido una pesadilla. Date una ducha o llegarás tarde a la inaguración de la Andrómeda. Esa maravilla de nave que tanto me has descrito.
-¿Sabes qué? No voy a ir a ese viaje. Prefiero quedarme contigo.
-Gracias amor mío. Prefiero tenerte a mi lado toda la vida a poder ir a la Tierra.
-Yo..también..



jueves, 25 de julio de 2013

Un viaje inesperado 6

                                                                  LA HUIDA

   Las dos mujeres preparaban junto con la inteligencia artificial de la nave, Andrómeda, la huida de sus captores. Sabían que solo tendrían una oportunidad. Dejaron que Andrómeda hiciera todos los cálculos. Al fin y al cabo ellas solo eran una doctora y una cabo encargada de la carga y mantenimiento de la nave.
 
   Cuando la computadora hubo terminado de realizar todos los cálculos para poder salir de allí, indicó a las dos tripulantes que los robots de mantenimiento habían conseguido reparar los dos blasters de corto alcance, pero los más potentes. Si tenían suerte dejarían inutilizada la nave que se hallaba a su lado y que les tenía amarrados magnéticamente. Eso les daría unos segundos para poder huir de allí.

-Doctora, rece lo que sepa. Va ha ser un viaje movido.

    Se sentaron en los asientos de mando, apartando antes los cuerpos inertes de los que habían sido sus compañeros que se hallaban en el puente de mando. Sus captores no tardarían en darse cuenta de su fuga y empezarían a buscarlas. Tenían que ser lo más rápidas posibles.

   Kate dio orden a Andrómeda de que empezara la maniobra de evasión. Los blasters empezaron a cargarse y segundos después se empezó a oír como una alarma que venía desde la nave que tenían a su lado. No hubo tiempo para más. Los blasters fueron disparados al unísono y las naves se separaron. Andrómeda activó los moteres de propulsión primaria para coger velocidad y empezó la cuenta atrás.

-5..,4...,3...,2...,1...,

   La nave salió propulsada hacia adelante a velocidad warp. Las dos mujeres soltaron un grito de alegría. Tenían mucha tensión acumulada y aquello fue como una válvula de escape. La consola indicaba que tenían el frente despejado. A los veinte segundos la nave se detuvo. Empezó a direccionar hacia la la estación más próxima y volvió a iniciar la cuenta atrás. Al momento la nave entró de nuevo a velocidad warp.

   Kate se desabrochó el cinturón de seguridad y se levantó. La doctora Jessica la imitó y se lanzó a su cuello. Empezó a llorar amargamente. Kate la consoló, aunque sabía que no había tiempo para nada. Debía empezar a mandar mensajes de auxilio en todas direcciones. Se desasió de los brazos de la doctora y le dio una orden clara a la computadora.

-¡Andrómeda, manda mensaje de socorro en todas las frecuencias y canales ininterrumpidamente hasta que alguien conteste. Y ya se ha terminado el silencio!
-A la orden- contestó la computadora haciendo caso a la orden anterior.

   A los pocos minutos se recibió un mensaje de contestación.

-Aquí el comandante Redón a bordo de la Liberty, crucero de batalla tipo Beta. Hemos recibido el mensaje y vamos a su encuentro. Notifiquen cualquier cambio de rumbo para poder hacer los ajustes necesarios para encontrarles.
-Aquí la cabo Smith a bordo de la Andrómeda, nave de carga de la Megacorporación, hemos sido atacados por tres naves hostiles sin identificar. La tripulación ha perecido prácticamente en su totalidad. Solo quedamos la doctora Jessica y yo. No sabe lo que nos alegramos de escucharlo.
-No se preocupe por nada. En unas horas interceptaremos su rumbo y estarán a salvo. Ya pasó todo.
-Gracias comandante. Estamos ansiosas por reunirnos con ustedes.

   Cortaron la comunicación. Estaban ya más tranquilas. Ahora solo cabía esperar a que la Liberty llegara a su altura y pudieran ser escoltadas hasta casa. La doctora se dejó caer en una de las butacas. Estaba totalmente exhausta. Necesitaba dormir aunque fuera solo diez minutos. Pero no se atrevía a ir hasta su habitación. Tenía miedo de que uno de aquellos seres se hubiera quedado en la nave y la pudiera coger desprevenida. Se quedaría en el puente de mando junto a Kate. Allí serían más fuertes.
   Kate no paraba de corroborar los datos del viaje. Era un auténtico portento de sacrificio. Andrómeda repasaba con ella todos los datos y verificaban una y otra vez por orden de Kate todos los dato. Todo iba bien.
   La doctora se había quedado traspuesta sobre la consola que tenía delante y la cabo ya se había tranquilizado un poco después de comprobar hasta ocho veces todos los datos. Se había reclinado en la butaca que había pertenecido al capitán y se estaba quedando dormida.

   De repente sonó una alarma y Andrómeda anunció que se había detectado una nave aproximándose. Las dos mujeres saltaron como un resorte.
   La doctora empezó a dar saltos de alegría. Por fín estaban a salvo. Pero Kate sabía que era demasiado pronto para que hubiera llegado la Liberty hasta su altura.

-Andrómeda, ¿que rumbo sigue esa nave?
-Es rumbo de intercepción cabo Smith. Viene siguiéndonos desde hace rato. Pero la acabo de detectar.
-¿Qué tardará en interceptarnos?
-Apenas una hora.
-Debemos prepararnos para el combate. Esperemos que llegue la Liberty a tiempo. - dijo con pesar en su tono la cabo.

 

domingo, 21 de julio de 2013

Un simple viaje 5

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                                                           PRISIÓN






Abrió los ojos. Todo era oscuridad. Tenía la ropa seca lo que denotaba que había pasado bastante tiempo, no sabía cuanto. No encontró nada para apoyarse así que con las manos en el suelo y se levantó. Iba a tientas buscando algo con lo que toparse. Tropezó con algo blando en el suelo y cayó de bruces. Estaba aterrada. Alargó la mano hacia el bulto que la había hecho caer. Cuando lo encontró empezó a palparlo. Era un cuerpo. Parecía humano pero no se movía así que continuó palpándolo. Empezó a subir por su torso y se dio cuenta de que era una mujer. Continuó subiendo hasta encontrar su cara y su pelo. Un pelo suave, le vino un flash y se acordó de la doctora Jessica. Empezó a zarandearla con lágrimas en los ojos. Esta no se movía así que se quedó allí acurrucada a su lado. Sollozaba e hipaba abrazada a ese cuerpo inerte. Después de un largo rato se quedó dormida abrazada a la doctora.
-¿Hola? ¿Quién eres?- la despertó la doctora zarandeándola.
-¿Doc...Doctora? -dijo sentándose en el suelo como un resorte y alargando los brazos, palpándole la cara.
-¿Te encuentras bien?
-¿Dónde estamos? ¿Que ha sucedido?- preguntó nerviosa Katy.
-No lo sé. Lo último que recuerdo es que se habría la puerta de mi habitación, que alguien se metía en mi cabeza y me quedaba dormida. Luego he despertado aquí contigo, a mi lado. -Contestó la doctora.
-Debemos buscar algo en esta habitación para intentar defendernos. Debemos prepararnos. -Dijo Katy haciendo acopio de fuerzas para no empezar a llorar de nuevo.
-Pero está oscuro. ¿Como quieres que busquemos así?-Dijo la doctora claramente nerviosa.
-Iremos a gatas. Poco a poco, tú en una dirección y yo en otra, sin dejar de hablarnos. Así sabremos en todo momento donde está la otra. ¿Me has entendido?
-Sí. No dejes de hablarme, por favor. Tengo miedo. -Dijo la doctora rompiendo a llorar.
Empezaron a alejarse una de la otra. Katy iba numerando cada vez que movía un pie o una mano en su desplazamiento. La doctora Jéssica intentaba hacer lo mismo pero las lágrimas a veces le ahogaban las palabras. Ya se habían separado unos metros cuando se abrió de repente una puerta que dejó entrar un haz de luz que cegó a las dos mujeres que tenían los ojos acostumbrados a la oscuridad.
-¡No!- gritó la doctora – Ayúdame Kate.
Ésta levantó la vista en dirección a la luz, cubriendo sus ojos con la mano y solo alcanzó a ver una figura alta arrastrando a la doctora Jéssica por un brazo. La doctora se retorcía intentando liberar su brazo de aquella mano que la tenía atrapada. Katy se levantó y se dirigió hacia la luz con la intención de ayudarla, pero antes de que llegara a la compuerta abierta esta se cerró. Volvió a quedar a oscuras y Katy rompió a llorar como una niña. Tenía mucho miedo. Por su mente desfilaban imágenes de torturas que había visto en películas junto a Michael. Al recordar a su amado volvió a llorar y se acarició el vientre. ¿Que sería de ella y de su hijo? Su pequeñín no podría venir al mundo por culpa de haber embarcado en aquel mercante. Por su ambición por ir a la Tierra. Se hizo una firme proposición. Lucharía hasta el final, defendiendo la vida de su vástago a toda costa. Pasaron unos minutos que para ella fueron siglos en la más absoluta oscuridad. Ella estaba agazapada al lado de donde recordaba que estaba la puerta. Sabía que volverían por ella. No tardó mucho en comprobar que estaba en lo cierto. La puerta se abrió y apareció la figura entre el haz de luz que volvió a cegar a Katy. Antes de que esta pudiera acostumbrar su vista, una mano poderosa la sujetó con fuerza por el brazo y en su mente sonaron unas palabras: “No vamos ha hacerte daño”
Aquellas palabras, no supo por qué, pero la relajaron y dejó de luchar. Empezó a caminar al lado de aquel gigante. Ella calculó por su estatura que mediría alrededor de los tres metros. Tenía forma humanoide, con dos piernas, dos brazos y una cabeza, sin pelo. Miró su rostro y vio dos ojos grandes, negros, que miraban al frente. No se había dado cuenta pero caminaba libre al lado de aquel ser. Sumida en la investigación de “su” acompañante no recordaba cuando la había liberado. De momento no la había agredido y eso era una ventaja, puesto que si querían hacerle daño ya lo hubieran hecho.
Llegaron a una sala donde había un sillón en medio, y al fondo vio cuatro seres como el que la acompañaba.
-Por favor siéntate- Resonaron las palabras en su cabeza.
Ella obedeció y se sentó en aquel sillón. Era confortable y después de todo el desgaste físico que había tenido le reconfortó. Tenía una extraña sensación al sentir la voz de aquel ser en su mente, y no sabía como dirigirse a ellos.
-No te preocupes, habla con naturalidad. Nosotros te oímos bien y te entendemos perfectamente. Llevamos varios questros...perdona, lo que vosotros diríais varios siglos estudiando a tu raza. Sabemos muchas cosas de tu cultura y nos hemos enseñado prácticamente todos los idiomas que habláis. Pero creo que eso no es lo importante en estos momento. Lo que deberías saber es que tu nave ha sido atacada por los krogs. Son una civilización realmente bélica. La federación interplanetaria de la nebulosa Omega los lleva manteniendo a raya durante décadas. Ahora al no poder avanzar en nuestra dirección se están dirigiendo hacia la Vía Láctea. Quieren someter y destruir a todos los mundos aquí habitados. Las naves que os atacaron son la avanzadilla de una gran flota que trae el propósito de someteros. Llegamos tarde para ayudar a vuestra nave, pero tenemos la intención de proteger vuestra Vía Láctea de esta amenaza. Katy quedó en shock. ¿Por qué le contaban aquellos seres todo aquello? ¿Cuando la habían supuestamente “rescatado” de los agresores de la Andrómeda? Algo no le cuadraba. ¿Y si era así por qué se habían llevado a la doctora y ahora a ella? ¿Dónde estaba la doctora?
-La doctora se encuentra en este momento alimentándose en nuestra sala común. Cuando acabemos de hablar podrás reunirte con ella. -Volvieron a resonar en su cabeza.
-Quisiera hablar con ella primero. Luego podremos hablar con tranquilidad. -Intentó ser convincente.
-Es imposible. Debemos trazar un rumbo de intercepción de los krogs antes de quelleguen a vuestra Vía Láctea.
-No os diré nada hasta que vea a la doctora.-se reafirmó Katy.
-Raza terca e inútil. Son todos iguales. Bien encontraremos el camino y destruiremos vuestro planeta. Solo retrasáis lo inevitable.¡ Enciérrala!
El mismo sujeto que la había traído hasta allí la cogió del brazo y la obligó a levantarsedirigiéndola hacia la puerta. La acompaño por un largo pasillo diferente al que habían recorrido antes. Llegaron ante una puerta y el ser que la acompañaba hizo un gesto y ésta se abrió. Era una sala iluminada tenuemente. Dentro estaba la doctora Jéssica que al verla corrió ha abrazarse a ella. Katy correspondió al abrazo y la puerta se cerró detrás suyo. Volvían a estar encerradas pero al menos estaban juntas.
-¿Qué ha sucedido? ¿Te han preguntado algo?- interrogó Katy a la doctora.
-Sí. Pero no les he dicho nada. Querían que les marcara la ruta hacia la Tierra. Pero yo nunca he tenido ni idea de navegación y así se lo he comunicado a aquellos seres. - contestó la doctora un poco más calmada.
-Bien, eso nos dará algo de tiempo para intentar enviar un aviso hasta la Megacorporación. Así podrán montar la defensa. -dijo con aplomo la cabo Smith.
-Pero, ¿Cómo vamos a salir de aquí? ¿ Y si lo logramos, cómo enviaremos el mensaje?
-Cada cosa en su momento. Primero intentemos salir de esta sala. Luego ya nos preocuparemos de lo demás.- Y se dirigió hacia la puerta.
Empezó a buscar la manera de desmontar la consola de apertura de la puerta. Estaba bloqueada y no aceptaría ningún código de acceso. Desmontó la cremallera de su mono y con ella empezó a quitar aquello que parecían los tornillos de sujeción del panel. Una vez lo hubo conseguido, empezó a investigar el interior buscando la forma de provocar un cortocircuito que abriera la puerta.
Después de largo rato intentando averiguar la manera de abrir la puerta que las retenía dentro de aquella habitación, se sentó en el suelo desanimada. No entendía aquellos circuitos y no sabía como provocar la apertura de la puerta. Sabía que solo tendría una oportunidad y que si fallaba posiblemente aparecería el carcelero para darles alguna reprimenda y castigarlas.
-¿Llevas una horquilla de pelo?- se dirigió a la doctora.
-Creo que sí, si me queda alguna. -y se palpó el cabello en busca de alguna de ellas. Al momento le entregó una a Kate y esta la abrió para tener un alambre más largo.
-Reza lo que sepas doctora. - Y Lanzó la horquilla contra el circuito integrado de la consola de apertura de la puerta. Esto provocó un chasquido y un humillo blanco y a continuación la puerta se abrió.
  Las dos mujeres se abrazaron alegres, casi histéricas por la emoción que las embargaba. Salieron de aquella habitación y se dirigieron hacia la derecha. Según recordaba Kate a ella la trajeron por la izquierda desde la sala del interrogatorio. No quería tener un mal encuentro con sus secuestradores así que salieron en la otra dirección. Después de casi diez minutos de dar vueltas sin saber ciertamente donde estaban y a donde se dirigían, encontraron una especie de ventana al exterior. Estaban parados y al lado de aquella nave en la que estaban estaba todavía la Andrómeda. Esto les daba una oportunidad de enviar un mensaje a la Megacorporación si conseguían llegar hasta su nave. Vieron una escotilla que daba a una sala mayor. Decidieron entrar en ella no sin antes escudriñar lo que había al otro lado de la puerta por el estrecho ventanuco que había en la puerta. Parecía vacía la otra estancia, así que abrieron la puerta y accedieron a la sala. Allí se encontraba la escotilla de salida hacia su nave. Habían montado una especie de túnel para ir de una nave a otra, así que no tuvieron demasiados problemas para pasar. Lo mejor de todo es que no había vigilancia alguna.



   Llegaron a uno de los paneles que servían de intercomunicadores por dentro de la nave y la cabo Kate apretó el botón de llamada. Un segundo después apareció en pantalla un cordial saludo de la computadora Andrómeda. Un dolor indescriptible surgió en su pecho de la emoción. Entonces ordenó a la computadora que siguiera en silencio y que abriera un canal de comunicación con la estación más cercana aliada, fuera humana o no. Al momento Andrómeda había abierto 3 canales con diferentes estaciones y naves que había relativamente cerca. Entonces empezó a teclear el siguiente mensaje:

   “Aquí la cabo Smith abordo del carguero Andrómeda. Hemos sido atacados en un punto intermedio entre Mar Toga y Mostiga. Las coordenadas las adjunto con el mensaje. Asaltantes en tres naves de ataque. Solicito ayuda.”
Apretó el botón para que Andrómeda enviara el mensaje y la computadora confirmó que el mensaje había salido hacia sus direcciones. Ahora solo cabía esperar.
Fueron directas hacia la armería. Se prepararían para su defensa. Tarde o temprano aquellos seres se darían cuenta de su fuga. Entonces no tendrían piedad. Llegaron sin ningún problema y se armaron hasta los dientes. Llevaban granadas de detonación retardada, un subfusil cada una, pistola reglamentaria de la Megacorporación y un machete de caza. Aparte de eso habían cogido también un lanzacohetes, que como decía la doctora, pesaba como un condenado. Las dos rieron casi histéricas. Se abrazaron y salieron hacia la enfermería. Allí se fortificarían hasta que llegara la ayuda.
De repente se le ocurrió una idea.
-Andrómeda,¿Cual es el estado de las armas?-
-Los robots de mantenimiento han conseguido reparar un blaster que sumado al que quedaba dan una buena potencia de fuego.- contestó el ordenador a través de la consola que había en la enfermería.
-¿Cómo están los motores?¿Podríamos huir si consiguiéramos desasirnos de nuestros captores?- preguntó con un halo de esperanza en la voz.
-Según los cálculos que he realizado podríamos alcanzar una velocidad de warp 3 cabo smith- Se leía en la pantalla de la consola.
La doctora soltó un grito de alegría. Kate se lanzó sobre ella y le tapó la boca con la mano -no grité doctora o nos delatará- increpó a la doctora.
   En la pantalla volvió a aparecer un mensaje en pantalla. En el rezaba:
Para poder disparar los blasters habrá que iniciar todos los sistemas. Eso tardará unos veinte segundos. Solo tendremos una oportunidad al disparar, y luego deberemos acelerar y pasar a velocidad warp manualmente desde el puente de mando. Debe estar preparada allí para activar el movimiento de la nave. Entraremos en velocidad warp y a los veinte segundos pararemos y redireccionaremos hasta la estación más cercana. Espero haber sido de ayuda cabo Smith.
-Gracias Andrómeda. Si tuvieras cuerpo te daría un beso- Dijo la cabo emocionada- Bien debemos dirigirnos hacia el puente. Allí controlaremos la nave. Espero poder hacerlo bien.
Tomaron todo tipo de precauciones hasta llegar al puente de mando. Allí había un panorama dantesco. Todavía estaban esparcidos los restos de los que habían sido sus compañeros.





miércoles, 2 de enero de 2013

Un simple viaje 4



 ASALTO
 La computadora había despertado a la totalidad de la tripulación para la defensa de la nave. Desde el exterior tres naves que no podía identificar Andrómeda, atacaban una y otra vez la nave de carga.

-Intenta apuntar a una solamente con todo lo que tenemos. Hay que mermarles o nos volaran por los aires.-apremió el capitán.
-Bodega de carga inutilizada. Fisura en casco exterior detectada, sin atmósfera. Procediendo a cerrar los accesos.- Informó   Andrómeda
-Se aproxima una por babor, se está poniendo a tiro. ¡Sí!-exclamó Jensen destrozando una de las tres naves que les atacaban. El puente de mando estalló en un júbilo de festejo, pero todo se interrumpió cuando una gran explosión sacudió el puente de mando.
   Cuando se levantó del suelo vio un panorama dantesco. Tommy yacía en su silla inerte, mientras que Jensen se retorcía de dolor. Su pierna derecha había sido seccionada a la altura del muslo. Pedro presentaba  quemaduras en rostro y brazos tumbado en el suelo sin moverse. Al capitán no lo tenía a la vista así que dio la vuelta alrededor de la consola de mando y lo vio echado sobre el suelo. Kate no podía más y empezó a llorar. El capitán levantó un brazo intentando alcanzarla. Ella se agachó hacia él. 

-Escóndete. No permitas que te capturen viva. No se ha podido lanzar un mensaje de alarma a la Megacorporación. Si te atrapan estarás sola por siempre.-  dicho esto expiró.

    Andrómeda continuaba disparando en modo automático pero solo quedaba un bláster activo y las naves que rodeaban a la Andrómeda se mantenían fuera del alcance. Hasta que otro de los múltiples impactos que recibió destrozó completamente la última torreta.

   La joven corría despavorida con lágrimas en los ojos sin rumbo fijo. En un primer momento la rutina la había llevado hasta su habitación. Allí se escondió bajo la cama. Sollozaba y temblaba de miedo en posición fetal. Ya no se oía el retumbar de los impactos en el casco de la nave, lo que le hizo suponer que habían parado de disparar. Una niebla de terror invadió su mente. ¡Iban a subir a bordo! y ella estaba allí, indefensa, se dio cuenta que no había cogido ningún arma y el grado de miedo aumentaba por momentos. Pensó que allí no estaba segura y salió de debajo de la cama. Debía llegar a la antesala de la bodega de carga. Si tenía suerte no estaría sellada por los impactos y podría coger algún subfusil que llevaban para una hipotética defensa. Que ironía, no habían tenido tiempo prácticamente ni a defenderse. Les habían barrido y ellos solo habían podido destruir una de las naves agresoras. Su cabeza daba vueltas mientras corría hacia la armería. Tenía que defender su vida a toda costa. Y la de su hijo. Volvió a llorar. Los ojos se le llenaban de lágrimas y a veces le nublaban la visión. Tenía un mal presentimiento y quería estar armada. Llegó a la puerta de la armería y la vio cerrada. Introdujo un código de acceso en la consola. La puerta se abrió automáticamente, la sala estaba iluminada por las luces de emergencia. Ella se aproximó a uno de los armarios y lo abrió. Cogió un subfusil y conectó el cargador de plasma, encendiéndose unas luces rojas en el lateral del arma. Cuando éstas llegaron al máximo, el arma estaba lista para ser usada.

Se enjuagó las lágrimas con la mano. Respiró profundamente y se intentó mentalizar de que si jugaba bien sus cartas podría sobrevivir al asalto de, quien fuera que les había atacado. Solo tenía que esconderse y dejar que se llevaran lo que quisieran. Luego mandaría un mensaje con la esperanza de que alguien consiguiera oírlo y fuera en su ayuda. Salió de allí con todo el sigilo que los nervios le permitían y se dirigió hacia su dormitorio. Parecía una nave fantasma con las luces de emergencia como única iluminación y aquel silencio sepulcral que casi se podía cortar con un cuchillo. Ella iba de puntillas, pues no quería hacer ruido. No sabía si habían abordado ya la nave o si se habían ido de allí después de destruirles. Llegó a su habitación sin tener ningún mal encuentro. Apretó el botón que accionaba la apertura de la puerta y ésta se abrió. En cuanto entró cerró tras de sí y se escondió dentro de la ducha sujetando el fusil en dirección a la puerta. Si alguien entraba en la habitación tendría unos segundos antes de que entraran en el reducido cuarto de baño. Empezó a temblar, los nervios volvían a aflorar y sus ojos se inundaron de lágrimas. Recordaba las palabras de su novio Michael.

No tienes por qué hacerlo-Dijo Michael mientras miraba por la ventana de su pequeño apartamento. Un apartamento situado en la planta 56 de un edificio como tantos otros que se habían construido en la colonia de Marte para alojar a los miles de colonos que, llegados de la Tierra, trabajaban en las minas de Almenio y Constrinio.
-Con tu sueldo, aunque seas capataz, no podemos acceder a un futuro muy prometedor. Además será solo año y medio. Luego podremos vivir juntos e ir a la Tierra de viaje de novios. Así conoceremos el mundo de nuestros padres. -contestó Katy con convencimiento.
-Sabes que no me gusta que te enroles en esos mercantes.
-Éste carguero es de última generación , lo estrenamos nosotros. No pasará nada.”

   Ahora se arrepentía de no haberle hecho caso. Como le gustaría estar a su lado y abrazarse a él. Entre estos pensamientos se quedó dormida. Se despertó cuando oyó un grito que venía de la habitación contigua o la siguiente, no estaba segura. Había sido un grito de mujer, por lo que debía ser la doctora Jessica. ¡ Se había olvidado de ella! ¿Por qué gritaba? ¿Qué estaría pasando allí? ¿Serían los de la otra nave? Una multitud de preguntas se acumulaban en su mente. Empezó a temblar de nuevo y levantó el arma apuntando hacia la puerta. De un momento a otro sabía que entrarían por la puerta. Quizá si estaba quieta no se percatarían de que estaba allí. Corrió la cortinilla con sumo cuidado para no hacer ruido. Solo dejó una rendija por la que tenía a la vista la puerta. ¿Qué había pasado con la doctora? Ya no oía ningún ruido. De repente notó una voz que parecía como si le susurrara dentro de su cabeza. No la entendía, pero notaba como su voluntad iba abandonándola. Tenía que mantenerse firme todo el tiempo que pudiera. Sabían que estaba allí y ya daba igual el ruido que pudiera hacer. Debía mantenerse despierta, así que abrió el grifo del agua fría y esto la espabiló un poco. Pero la voz no cesaba de rezar en su mente unos sonidos que la estaban anulando totalmente. Terminó por soltar el fusil y apoyada en la pared, ir dejando caer el cuerpo por la pared hasta llegar a sentarse en el suelo. Luego empezó a reclinarse hacia un lado y terminó por acostarse mientras el agua seguía cayéndole desde arriba. Los ojos se le cerraban y solo tuvo tiempo de oír la puerta de la habitación abrirse. Luego oscuridad.


   




lunes, 3 de septiembre de 2012

Un simple viaje 3


                                                              HIBERNACIÓN


   La Andrómeda llegó a la estación Gémenis sin contratiempos. Allí hizo una parada de cinco horas para la descarga de material que debían dejar allí. Kate se encargó de que todo fuera perfecto. Ahora ya solo faltaba que la nave reemprendiera la marcha y entrarían en las cámaras de hibernación.

   El capitán dio orden de que se desanclaran los enganches magnéticos que sujetaban la Andrómeda mientras se hacían los trabajos de descarga. Esta quedó liberada. Pedro terminó de introducir las coordenadas que debían seguir para no tener ningún contratiempo en el viaje.

-Tommy, vamos a probar este trasto a máxima velocidad.- Ordenó el capitán Asley.
-A la orden capitán- se prestó a contestar el timonel.
   La nave empezó a acelerar mientras Jonas iba cantando el aumento de velocidad.
-Warp uno señor -anunció- entrando en warp dos -veinte segundos más tarde- warp cuatro señor.
-Es rápida la condenada. -Apuntó el capitán.

   La nave alcanzó velocidad máxima en unos minutos. El capitán abrió el intercomunicador y anunció:

-En una hora entraremos en las cámaras de hibernación, que toda la tripulación se prepare. - Y cerró el intercomunicador. -Bien señores dejen todo preparado para el piloto automático y diríjanse a sus habitaciones. Recuerden dejar todas sus pertenencias bien sujetas y ponerse los trajes para la hibernación. Nos vemos en un rato. - Dicho esto salió del puente de la nave y se dirigió hacia su camarote.
-Bueno chicos, ya habéis oído al jefe.-Arengó Jensen a sus compañeros allí presentes.

   Kate había oído por el altavoz de su habitación las palabras del capitán y su pecho había dado un vuelco. Se encontraba mal. Desde hacía unos días no probaba bocado y prácticamente no había salido de su habitación, solo lo justo para cumplir con sus tareas. Se colocó el traje y guardó la maleta dentro de su armario. Luego se dirigió no sin apuros hasta la sala de hibernación. Al entrar vio como la Doctora Jessica conversaba con el capitán sobre las cámaras de hibernación. Nadie en aquella nave las había probado todavía y estaban un poco todos reticentes a sus efectos. Desde Megacorporación se aseguraba que era como un largo sueño, que no tendría efectos secundarios, ni siquiera el crecimiento de pelo o uñas, ya que se relentizaban las constantes vitales. Empezaron los demás tripulantes que faltaban.
-Bien señores, vayan ocupando sus respectivas cámaras. Andrómeda abre las cápsulas de hibernación.
   La computadora de abordo obedeció y abrió todas las cápsulas. Éstas estaban en posición vertical, situadas en semicírculo. Kate entró en la suya, y tuvo que esperar a que los demás entraran en las suyas para que se cerraran todas a la vez.
-Procediendo al cierra de las cámaras. - Anunció Andrómeda.  Estas se cerraron todas  a una dejando encerrados a los tripulantes. Inmediatamente un gas adormilante hizo su aparición  dentro de todas y cada una de las cápsulas dejándolos dormidos.


   Pasaron dos meses de calma chicha en la Andrómeda. Los robots de mantenimiento cumplían con su cometido bajo las órdenes de la computadora de la nave que iba supervisando todo lo que se hacia a bordo.
-Detectada anomalía en la cápsula cinco. -dijo Andrómeda. - Analizando anomalía. Se registra doble latido en la cápsula número cinco. Intruso detectado. Procediendo a despertar a la cabo Smith.
   La cápsula número cinco que estaba ocupada por la Cabo Kate Smith se activo, soltando oxígeno casi puro en su interior. La puerta se abrió y en unos minutos Kate abrió los ojos.
-Ohh, ¿Hemos llegado ya? ¿Por que las demás cápsulas están cerradas? ¿Que ha pasado Andrómeda? - preguntó la joven todavía medio dormida.
-Se ha detectado un parásito dentro de su cámara de hibernación. Voy a proceder al análisis de ella. También me gustaría hacerle un scaner para comprobar que no ha sido infectada cabo. - informó Andrómeda.
-¿ Qué me estás contando Andrómeda?¿ Debe ser una broma verdad?
-No cabo Smith. Se ha detectado otra forma de vida dentro de la cápsula y hay que proceder a su eliminación.
-Espera, espera. No puede ser que haya un intruso en mi cápsula. Nos desparasitamos e hicimos rigurosos controles médicos antes de acceder a la nave. -casi rezaba la cabo Smith mientras recordaba las náuseas y arcadas que tenía antes de entrar en la cámara de hibernación. Quizá debería haber puesto en conocimiento de la doctora Jessica los síntomas y que la hubieran dejado en la estación Géminis. Aunque hubiera tenido que renunciar a sus sueños. Pero ahora que estaba ante aquella situación estaba asustada.
   Llegó hasta la clínica de la nave. Allí se acostó sobre la camilla del escáner y dejó que andrómeda le hiciera el reconocimiento médico. En la pantalla lateral iba apareciendo las imágenes conforme iba bajando el escáner desde su cabeza hacia los pies. Al llegar a su bajo vientre la computadora detuvo el reconocimiento, fijando la imagen en una forma diminuta que se movía cuanto apenas dentro de ella.
-Anomalía detectada. Forma de vida no identificada dentro de su cuerpo cabo Smith. -apuntó el ordenador.
Kate se giró hacia la pantalla y vió lo que parecía en un principio el latido de un diminuto corazón.
-Amplía la imagen Andrómeda.- ordenó Kate.
La imagen fue ampliada dejando ver un pequeño ojo cerca del corazón que latía en su interior. A Kate se le humedecieron los ojos. Estaba embarazada, y eso explicaba todo los síntomas que había ido arrastrando desde su embarque. Intentó levantarse de la camilla, pero fue interrumpida por Andrómeda.
- No se mueva cabo Smith, procederé a extraer el parásito de su interior, vuelva a tumbarse por favor.
-Espera, espera. No es un parásito. Estoy embarazada. No hay ningún problema.
-La base de datos no recoge ningún procedimiento para embarazada. No se contempla ese estado. Se debe proceder a la extracción del parásito.
-Cancela esa orden Andrómeda. Es mi hijo el que crece en mi interior. No puedes extraerlo.
-No entiendo la orden cabo Smith. ¿Por qué no quiere sacar el parásito? Es por su seguridad. Estoy programada para velar por la seguridad de toda la tripulación, aunque sea en contra de su voluntad.-apuntillo el ordenador.
-Pero no me ocurre nada ¿No lo entiendes? es una nueva forma de vida la que crece en mí. Mi hijo y no vas a matarlo. -replicó Kate.
-Debo cumplir el protocolo de seguridad y proceder a la extracción del parásito. No se preocupe no durará mucho.
   Entraron un par de robots de los que normalmente usaba Andrómeda para el mantenimiento de la nave, y sujetaron a Kate sobre la camilla. Ella se retorcía sobre ésta intentado liberarse sin ningún resultado.
-¡Suéltame Andrómeda, es una orden!
-Orden cancelada. Está muy alterada, posiblemente debido a la interacción del parasito en su organismo.

Sobre la camilla apareció una cúpula metálica de la cual colgaban un par de brazos multiherramientas. De uno de ellos salió una especie de bisturí laser.
-¡Para esto Andrómeda, no puedes continuar con esta locura, vas a cometer  un asesinato. La Megacorporación ha cometido un error en tu programación. Esto es algo normal en la vida de las personas!-Lloraba la joven intentando zafarse de las mordazas que habían puesto los robots alrededor de sus brazos y piernas. La computadora seguía el procedimiento estipulado para estos casos haciendo caso omiso de las súplicas de la joven.
 De debajo de la camilla apareció otro brazo que portaba en su extremo una mascarilla  para dormir a la "paciente". De ella saldría el definitivo anestésico que la dormiría y anularía totalmente su voluntad. Kate luchaba contra las máquinas que la sujetaban mientras uno de los brazos intentaba cortar el traje que llevaba puesto para poder dejar su torso al descubierto para proceder a la operación. Al estar moviéndose impedia que el brazo lograra cortar las ropas, por miedo a dañarla. Los robots consiguieron inmovilizar a Kate y el brazo cortó sus ropas con una especie de tijeras. Quedó en ropa interior dejando desde su pecho hasta la pelvis al descubierto, a merced del ordenador que seguía los pasos de la operación programada por el mismo.
-Despierta al capitán y a la doctora Jessica, ellos te explicaran que esto no es malo. Por favor.- imploraba la joven con lágrimas en los ojos.
El mismo brazo sacó una gasa empapada en un desinfectante y untó la porción de piel donde iba a cortar a la cabo Smith. 
   De repente en la nave se sintió una sacudida que hizo que todo aquello se detuviera.
-Nave bajo ataque, cancelada extracción. Procediendo a activar escudos defensivos. Activando armas de defensa.
Kate quedó liberada de las mordazas y se levantó como un resorte de la camilla. Todavía sollozaba.

lunes, 20 de agosto de 2012

Un simple viaje 2

                                                         ANDRÓMEDA


    Jonas se relajó en su sillón mientras revisaba los parámetros de los controles. Estaba emocionado. En el viejo cascarón en el que se formó, cuando llegaba a velocidad warp tres temblaba como si se fuera a desmontar. Todavía  recordaba el miedo que pasó cuando el capitán de aquella nave le ordenó ponerla a toda velocidad. Empezaron a rechinar todos los remaches de aquella nave. Miró al capitán implorándole que revocara la orden que acababa de dar. Por el contrario aquel tipo desaliñado, soltó una carcajada y le dio un largo trago a la botella de licor que portaba en la mano.
-Tranquilo chaval, este cascaron aguantará un ratito más esta velocidad.
  Él asintió sin poder borrar el miedo de sus ojos. El capitán se durmió en su asiento dejando a Jonas que gobernara la vieja y desvencijada nave de carga.
 
   Olsen y Jensen conversaban animada mente mientras terminaban de rebañar sus platos con las rebanadas de pan que les tocaban en la comida. Mientras en otra mesa el capitán repasaba unas anotaciones en un cuaderno al lado de su plato de asado de magnus. La doctora Jessica y Tommy, el otro timonel, comían juntos en la mesa de la esquina, haciéndose carantoñas.
   Kate los observaba sin prestar atención removiendo el plato de gachas que se había pedido y pensando en la noche anterior cuando estaba junto a Michael. Sabía que él se había quedado dolido por el hecho de que ella embarcara en aquel carguero. Últimamente habían abordado varios de los cargueros de la corporación, matando toda la tripulación, y llevándose la carga para luego abandonar la nave. Pero esto eran malos pensamientos y aquel viaje iba a ser tranquilo. Volvería dentro de año y medio para casarse con su prometido y cambiaría de trabajo.
   Pasadas unas horas todo volvía a la normalidad y cada uno seguía su rutina de trabajo. Kate se dirigió a darse una ducha. El estofado de Termas le daba acidez de estómago y la única manera que encontraba de relajarse era darse una ducha fría. Estuvo casi diez minutos debajo del agua, pero la acidez seguía ahí. Así que después de enfundarse de nuevo el mono y antes de volver a sus tareas, decidió pasar por la enfermería a pedir a la doctora Jessica unos anti ácidos.
-Hola doctora, las gachas deben haberme sentado mal, ¿me podría dar unos anti ácidos?
- Claro...¿Kate verdad?
-Sí. Soy la encargada de la bodega y del abastecimiento de la nave.
-Hola encantada de conocerla.¿Me puedes explicar como funciona el suministro del agua? Siempre he tenido curiosidad como se consigue en estos bichos. -Bueno creo que se extrae de la fusión que realiza el impulsor de la nave con moléculas de hidrógeno y oxígeno. Se re-aprovechan las moléculas fusionadas que es de donde se saca la energía para el impulsor, éstas entran en otro complejo sistema donde las vuelve a fusionar pero en menor cantidad y de ahí saca la energía de la nave para el soporte vital. De esas dos fusiones se sacan las moléculas de agua y otra máquina las comprime para tener el tan ansiado fluido.
-Me dejas perpleja - apuntó la doctora- debes de saber todos los tejes y manejes de esta impresionante nave.
-No que va. Los encargados del mantenimiento de la nave son Tommy y Jensen. Ellos son los realmente los ingenieros de esta nave.- Contestó Kate sin poder contener una sonrisa en sus labios.
-Bueno pero tu también estás al tanto de estas cosas. - le replicó la doctora con picantez y otra sonrisa en su boca.
-No, solo lo que se cuenta a veces durante las comidas.-Kate se sorprendió al ver la tesitura que iba cogiendo la conversación, y más aun cuando la doctora la había cogido de la mano.
-Bueno doctora tengo que marcharme. Debo volver a mis quehaceres. - y le retiró la mano.
-Pásate cuando termines para ver como va esa acidez.
   Kate no contestó puesto que ya había salido por la puerta que se cerró automáticamente nada más salir por  ella. Se dirigió hacia la consola que tenía asignada en la antesala de la bodega de carga, para ver si se había entrado correctamente los suministros destinados a cocina, enfermería, botánica y mantenimiento. Los bots encargados del abastecimiento a cargo de las ordenes de Kate estaban terminando de llevar unas piezas  a mantenimiento para terminar de ensamblar uno de los cañones de fotones. Con la prisa que tenían en las altas esferas de la Megacorporación por que saliera la nave, todavía quedaban pequeños detalles por terminar como el susodicho cañón. Las armas de la nave todavía no habían sido probadas, lo cual les dejaba en clara desventaja en caso de un ataque de los piratas. El capitán tenía en mente hacerlo nada más consiguieran terminar de montarlo.
-¿Jensen como llevan el montaje del cañón de fotones?
-Tengo dos bots trabajando en ello día y noche. Estoy repasando las interconexiones, calculo que en unas cinco horas más estará listo para hacer la prueba.
-Bien. Avíseme en cuanto sea posible dispararlo. Quiero tener la certeza que esos tubos sueltan las cargas que nos prometieron. No quiero tener contratiempos.
- A la orden señor - Contestó el chaval.

   Las defensas de la nave estaban compuestas por dos cañones de fotones de larga distancia, capaces de disparar una carga a  500 km de la nave, haciendo un daño considerable en su adversario, pero muy lenta de recarga de energía hasta el siguiente disparo. Pasaban 30 segundos hasta que los cañones volvían ha estar operativos para disparar, lo que provocaba que se tuviera que apuntar con mucha precisión para evitar un contraataque. Se podía gastar como una sola arma disparándolos simultáneamente o por separado. Luego habían dos blasters, cañones de corto alcance, unos 100 km de rango, que eran muy rápidos en la recarga, apenas un par de segundos, y que podían destrozar también cualquier nave que se acercara con malas intenciones. Pero lo que más gustaba a el capitán era el sistema de escudo magnético invertido, capaz de absorber los impactos producidos por armas energéticas hasta en un 60 % minimizando el daño recibido.
 
    Se levantó sobre las siete de la mañana como cada día. Pero algo no iba bien. Fue directamente al servicio y vomitó toda la cena del día anterior. Habían pasado ya catorce días desde que partieran y Kate no había tenido más problemas de acidez, hasta hoy.  Tenía arcadas y no podía separarse de la taza del váter.  Intentó ponerse en pie para llegar al intercomunicador y avisar al capitán de que se retrasaría en sus labores, pero no pudo. Estaba totalmente mareada y el malestar iba en aumento. Se fue desvistiendo y se introdujo en la ducha. Abrió el agua fría y dejó que la empapara por completo. Al cabo de unos minutos el agua produjo el efecto deseado y empezó a encontrarse mucho mejor. Cuando se hubo recuperado, se vistió y acudió a su puesto de trabajo. No quiso pasar por el comedor a por el desayuno, solo de pensarlo le daban arcadas. Comenzó a calentarse la cabeza sobre si comunicar su malestar a la doctora. Si esta lo consideraba oportuno, podían dejarla en la estación Géminis y de allí repatriarla a Marte. Entonces perdería su paga y no podría cumplir su sueño. Solo tenía que aguantar hasta mañana, entonces entrarían en las cámaras de hibernación. Cuando llegaran a destino ya le harían todo tipo de pruebas.

domingo, 29 de julio de 2012

Un simple viaje cap 1

                                                          ESTACIÓN CASIOPEA



    Después de que la Megacorporación, como ellos mismos se hacían llamar, hubiera tomado el control de la Tierra, se exploraron nuevos mundos en busca de recursos que sostuvieran el incremento de demanda desde las estaciones. Megacorporación unió a los diferentes países y estados bajo una misma bandera cuando la situación era insostenible, debido a la escasez de recursos. Ésta prometió conseguir los recursos de donde fuera, obligando a todos los gobiernos a invertir en investigación espacial, exprimiendo las cajas de los gobiernos hasta hacerlos desaparecer, controlando así la totalidad de la economía mundial. Se creó el Megaejercito para, según ellos mismos, la seguridad de la ciudadanía. Después de diversas sondas a los confines del universo conocido, por fin llegó el primer viaje tripulado para la colonización de otros planetas en busca de recursos. El 23 de Marzo del 2154, Megacorporación anuncia que una nave cargada con 100 personas y casi 5 millones de toneladas de carga acaba de ser lanzada al espacio. El viaje se calcula que durará alrededor de 2 años para llegar a su destino. Capella es el destino situado en la constelación Auriga, situada a 42,2 Al de la Tierra. Allí las sondas habían encontrado grandes cantidades de recursos necesarios. Allí se montaría la primera base humana fuera de la Tierra. Tras ésta llegaron 4 más, formando una pequeña red donde los recursos estaban asegurados, aunque los viajes se hacían interminables. Se inventó la hibernación donde la computadora controlaba el viaje mientras los tripulantes dormían plácidamente. Además se habían conseguido unos nuevos motores de electromagnetismo y fusión nuclear, capaces de generar su propia energía y que reducían el tiempo de los viajes a un cuarto. Esto fomento el desplazamiento de grandes cantidades de colonos, en busca de trabajo y fortuna en las nuevas colonias, descongestionando la población de la Tierra en casi un tercio. Los preparativos se estaban llevando con normalidad dentro de lo previsto. La Andrómeda era una nave de carga de última generación. Sería un viaje agradable de nueve meses, con partida desde la estación Casiopea, situada en la órbita de Marte. Según se decía se construyó allí por su situación estratégica en las rutas comerciales hacia la Tierra, descargando así el puerto comercial de la estación Vía Láctea situado en la órbita de la Tierra, saturado cuando empezaron las rutas comerciales fuera de nuestro sistema solar.
 -No tienes por qué hacerlo-Dijo Michael mientras miraba por la ventana de su pequeño apartamento. Un apartamento situado en la planta 56 de un edificio como tantos otros que se habían construido en la colonia de Marte para alojar a los miles de colonos que, llegados de la Tierra, trabajaban en las minas de Almenio y Constrinio.
 -Con tu sueldo, aunque seas capataz, no podemos acceder a un futuro muy prometedor. Además será solo año y medio.  Un simple viaje de ida y vuelta que nos permitirá conseguir nuestros sueños. Luego podremos vivir juntos e ir a la Tierra de viaje de novios. Así conoceremos el mundo de nuestros padres. -contestó Katy con convencimiento.
 -Sabes que no me gusta que te enroles en esos mercantes. -Éste carguero es de última generación , lo estrenamos nosotros. No pasará nada. Cuando vuelva nos casaremos. -Y se abrazó a él dándole un beso.
   Michael correspondió a su abrazo, y la echó sobre la cama, besándola, desnudándola. Empezó a besar sus pechos, unos pechos voluptuosos pero firmes, que automáticamente al contacto con su boca dieron un respingo sus pezones. Ella se estremeció de placer y le acarició el pelo. El siguió besando su cuerpo bajando hacia su vientre y terminando de despasar la cremallera del mono de la Megacorporación. Ella se quitó las mangas de éste, y arqueó la espalda para facilitar que Michael le quitara totalmente el mono. Continuó rozando con sus labios alrededor de su ombligo y bajando hasta su zona pélvica. Él tenía su mono anudado a la cintura, así que ella tiró de su camiseta interior y se la quitó por la cabeza en un segundo. Luego le quitó el nudo que llevaba con las mangas a a la cintura y tiró con fuerza hacia abajo para terminar de quitárselo. Él tumbado de espaldas se dejaba hacer, mientras ella había cogido su miembro con fuerza y se lo había llevado a sus labios, jugando con el glande con su lengua. A cada caricia de ella un escalofrío recorría su espinazo, haciendo que se doblara y estremeciera a la vez. Ella se montó a horcajadas de él y lo cabalgó largo rato, llegando los dos al clímax casi al unísono. Una vez terminado, ella se desmoronó a su lado. La besó en los labios, y se abrazó a ella. Ella todavía intentaba recuperarse del esfuerzo realizado. Así se durmieron los dos enamorados, conscientes que a partir del día siguiente se separaría por un periodo de año y medio en el viaje que ella iba a emprender. Michael se levantó como cada día para acudir a su trabajo. Se dio una ducha y se cambió la ropa interior. Ella despertó y vio como él seguía con su ritual de cada día.
 -¿Qué hora es? - preguntó ella todavía entre dos sueños.
-Van a ser las seis y media. No quise despertarte hasta las siete para que pudieras dormir un rato más.
 -Me voy a tirar nueve meses durmiendo. Prefiero estar media hora más contigo. - Y lo abrazó por detrás besando su cuello. Él se revolvió y la abrazó con fuerza estrechando contra sí el cuerpo desnudo de ella.
    Se despidieron a la puerta de la estación de trenes. Él debía coger el que le llevaba hacia las minas, mientras que ella iría hasta el puerto espacial donde cogería el transbordador que la llevaría a la estación espacial. Una hora más tarde estaba formando cola a la puerta del médico que les hacía la última revisión antes de embarcar en su nueva nave. Pasó todo tipo de pruebas, dando negativo en todo tipo de virus y de afecciones.
 -Perfecto- pensó. Se dirigió hasta el muelle de atraque donde estaba el coloso llamado Andrómeda.
 -Se presenta la cabo Smith, Kate Smith. -Dijo dirigiéndose al puesto de guardia y entregándoles el pase especial que llevaba.
 -Vaya, así que tu eres la supervisora de carga. Muy bien aquí tienes los informes de la carga. Que te diviertas bonita.- Y le entregó el inventario de la carga. Ella suspiró y forzó una sonrisa. Extendió la mano y cogió la pda con todo el inventario. Enfiló el pasillo que la llevaría hasta la puerta de atraque. Allí se presentaría al capitán Homes. Era su segundo viaje con él y el primero había ido todo perfectamente. Se abrió la puerta del muelle de atraque y ante ella se veía un pequeño trozo del lateral de aquella fastuosa nave de carga. Introdujo su tarjeta de identificación en la ranura que había a tal efecto, y se abrió una puerta que le permitía el acceso al interior de la nave. La puerta se cerró tras de sí una vez hubo entrado. Se dirigió hacia la bodega de carga donde en breve empezarían los trabajos para el traslado de todo el material al interior de la bodega.
 -Buenos días cabo Smith, bienvenida a bordo. Soy Andrómeda, la computadora de la nave. Seré su asistente durante la carga. Cualquier cosa que necesite solicítemela.
 -Gracias Andrómeda. Me alegro de tener una voz femenina en la nave.- Dijo mientras se dirigía por los pasillos hacia la bodega. Tal y como avanzaba por los pasillos se encendían las luces por delante suya y apagándose por detrás suyo al pasar por allí. Aquello funcionaba por sensores de movimiento que controlaba la computadora Andrómeda. Al fin llegó a la puerta de acceso de la bodega de carga y apretó el pulsador para abrirla. Ésta se abrió y ante sus ojos se extendía una enorme sala, a oscuras.
 -Luces Andrómeda.
 -Enseguida cabo Smith.- Y acto seguido empezaron a encenderse los centenares de puntos de luz que iluminabas la estancia.
-Si lo desea puede utilizar el vehículo situado a su derecha para desplazarse hasta la entrada del hangar.
-Gracias Andrómeda.- Y subió a una especie de bugui, que iba sobre raíles y solo llevaba una palanca de aceleración. Accionó la palanca a medio recorrido y el vehículo se puso en movimiento a una velocidad bastante elevada. La distancia hasta la puerta de carga era casi de un kilómetro, así que tardó unos treinta segundos en llegar. Cogió la pda y miró el plano de situación de la carga en la bodega. Primero tendrían que cargar la comida prevista para el viaje. Unas dos toneladas. Abrió la puerta de embarque y se dirigió hacia el ordenador de control. Allí conectó la pda a éste. Automáticamente  los robots de carga empezaron a entrar los bultos de diferentes tamaños y a descargarlos en la posición que Kate había diseñado para tal efecto. Ella a través de la pantalla del ordenador controlaba que cada paquete descargado iba a parar al lugar señalado. Cuando empezaron a entrar las piezas enormes que debían servir para la ampliación de la estación Zeus, sabía que ya solo le quedaba un par de horas para terminar. De repente apareció por detrás suyo el capitán. Venía montado en otro vehículo como el que había utilizado Kate para llegar allí. Al bajar el capitán el vehículo que lo lo había traído volvió a la posición inicial. Ésto era debido a que solo había dos vehículos en la bodega para el desplazamiento de personas, así que si aquí había un vehículo ya anteriormente, el segundo vehículo volvía a la posición inicial.
-Buenos días Cabo. ¿Cómo van los trabajos de carga?
-Buenos días capitán. Bien, todo según lo previsto. En menos de media hora estará todo en su sitio.
-Buen trabajo Kate, sigue así. Cuando termines ven al puente, quiero que esté toda la tripulación en el puente de mando para la puesta en marcha de la nave.
-Así lo haré señor.
     Y dicho esto subió al vehículo que había quedado junto a ellos, llevándose el único medio de transporte que quedaba junto a Katy. En unos minutos el vehículo volvió solo conducido por Andrómeda. Terminó la carga de todo el material que había sido previsto y los robots encargados de cargarlo fueron abandonando el hangar conforme descargaban el último bulto que traían. Katy suspiró y desconectó la pda del ordenador, lo apagó y subió al vehículo para volver hacia la zona habitable de la nave. Una vez hubo salido de la bodega de carga se dirigió hacia el ascensor para subir a la cubierta 1. Recorrió el pasillo que daba al puente de mando cruzándose con varios de los robots de mantenimiento que habían en la nave para la conservación y reparación de la misma, y cuyas ordenes las recibía directamente de la computadora central Andrómeda. Ésta se encargaba del mantenimiento de la nave durante la travesía, ya que los tripulantes irían dormidos en sus cámaras de hibernación.
    Todo estaba ya preparado para el inicio del viaje. Solo faltaba la autorización desde la estación Casiopea para poder soltar amarras como lo diría el capitán Asley, Tom Asley.
   El capitán Asley era un hombre experimentado, con más de treinta años de servicio bajo las ordenes de la Megacorporación. Le gustaba compararse con los marinos que antaño surcaban las aguas de la Tierra. Gran amante de la lectura de aventuras y de piratas, utilizaba muchos de los términos que en aquellos libros habían recogidos. Llegó a la entrada del ascensor por el que se accedía al puente de mando y entró en él. Pulsó el botón para subir y en unos segundos se abrieron las puertas. Ante ella se abría una amplia sala donde se encontraban el capitán, los dos timoneles, Jonas y Tommy, encargados del control de la nave, el navegante Pedro, encargado de la cartografía, trazar el rumbo y sortear los posibles campos de asteroides si los hubiera, y los artilleros Olsen y Jensen, encargados de las armas, que habían sido incorporadas para la protección, debido a que, algunos de los cargueros habían sido asaltados por piratas espaciales de otros mundos, dando lugar a que se cogieran medidas preventivas contra estos ataques. Éste era el equipo del puente, pero también habían asistido a la inauguración del navío estelar la doctora Jéssica, encargada de velar por la salud de todos ellos.
-¡Andrómeda abre un canal de comunicación con la estación Casiopea! - Ordenó el Capitán.
 -Canal abierto Capitán Asley.- Contestó la computadora.
 -Aquí el capitán Asley al mando de la Andrómeda, solicito permiso para iniciar maniobras de desatraque.
 -Permiso concedido Capitán. Que tengan un buen viaje.- Contestó una voz por los altavoces.
 -Jonas suelta amarras. Tommy pon rumbo a Delta 5h.
 -¡Si señor! - Contestaron al unísono los dos timoneles. Las presas magnéticas que sostenían el inmenso navío varado en el muelle de atraque se soltaron a la vez, liberándolo. La monstruosa nave espacial de mil quinientos metros de eslora, aunque cabe decir que la inmensa mayoría estaba ocupado por la bodega de carga y los propulsores, comenzó a acelerar separándose progresivamente de la estación Casiopea.
-Alineamiento completado Capitán. Listos para entrar en warp.- Anunció Tommy esperando la orden del capitán.
-¿Algo que añadir teniente Pedro?- Interrogó al navegante.
-No señor.
 -Está bien, velocidad warp tres
-A la orden señor.- contestó Jonas, el otro timonel. La nave aceleró y de repente pasó a la velocidad establecida. Todos los allí presentes se relajaron y se desabrocharon los cinturones de sujeción que les amarraban a los asientos.
-Bien, ya estamos en proa al sistema Delta 5h. Ahora dos semanitas de navegación y en cuanto viremos hacia nuestro destino, podremos irnos a las cámaras de hibernación. -Comentó el Capitán.
 -Tengo hambre. Me comería un magnus entero.- Suspiró Pedro.
-Vayamos al comedor y comamos algo. Jonas haces el primer turno.- Ordenó al timonel.
-Si señor. Guárdarme algo de estofado de termas.- Contestó entre risas.
     El buen ambiente reinaba entre la tripulación, y entre bromas abandonaron el puente de mando todos menos Jonas que se encargaba de controlar los sistemas de navegación. Éste conectó el piloto automático.
 -Piloto automático activado. -Anunció Andrómeda.

domingo, 15 de julio de 2012

SOLO

   Abrió los ojos y miró en rededor.No sabía donde se encontraba.  Estaba empapado a orillas del lago artificial que había en el parque. Debía haber caído dentro perdiendo el conocimiento.Salió del agua y se dirigió a una de las puertas del parque.Empezó a caminar por esa calle desierta mirando hacia el interior de las tiendas. Nada, estaba todo vacío. ¿Donde estaba la gente? Los coches se amontonaban en las calles de manera desordenada. Algunos habían colisionado entre si. Miraba por las ventanillas de los vehículos buscando algún cadáver o alguna señal de lo que hubiera podido suceder. Tampoco había signos de animales, pájaros, gatos, perros...
   Llegó a un cruce donde al parecer había una concentración máxima de vehículos. La gente había intentado salir hacia el exterior de la ciudad sin conseguirlo. Se dirigió hacia una tienda de electrodomésticos con la esperanza de que los televisores estuvieran en marcha con algún canal de noticias que le pudiera aclarar que había sucedido. Entró por la puerta dirigiéndose a la sección audiovisual. Los televisores estaban en marcha. Algunos tenían una película puesta, y otros estaban "sin señal". Se dirigió al estante de las radios, cogiendo una la conectó a un enchufe, y empezó a sintonizar alguna emisora. Nada, no emitía nadie.
   Cada vez estaba mas nervioso. Fue a la sección de informática. Tenía la esperanza de que alguno de los ordenadores que habían allí tuviera internet para poder conectarse a las redes sociales y pedir auxilio. Empezó a revisar uno por uno los ordenadores conectados. Ninguno tenia señal ni de wi-fi ni de internet por cable. Corrió hacia la sección de telefonía. Cogió un móvil, abrió uno de los cajones del stand y sacó uno de los sobres donde había una tarjeta de prepago. La introdujo en la ranura del móvil y lo volvió a montar. Inició el terminal y puso el pin que le venía en la tarjeta. Perfecto arrancaba sin problema. Pero al intentar llamar se dio cuenta que no había cobertura. Salió fuera de la tienda esperando tener mas suerte. Nada, no había cobertura fuera tampoco. Volvió a entrar a la tienda y en uno de los stands de información descolgó un teléfono que tenían allí. Lo lanzó contra el mostrador, tampoco tenía linea. Salió de la tienda y empezó a caminar errático.Llegó a la altura de una tienda de comestibles con la puerta abierta. Entró dentro con la esperanza de encontrar a alguien. Sabía que si el dueño estaba, aunque fuera escondido si el robaba algo de comer saldría a detenerlo. ¡Claro! ¿Por que no lo había pensado antes? Se dirigiría a una oficina bancaria y haría saltar la alarma. Así la policía vendría a detenerlo, y seguro que le darían  una explicación de lo que había pasado.
     Cogió dos barritas de chocolate y se puso a buscar una oficina bancaria. Tres calles mas abajo la encontró. Se dirigió hacia ella y entró por la puerta sin demasiados problemas. Estaba todo como si la gente hubiera tenido que salir precipitadamente. Accedió a los puestos de cajeros. El dinero estaba allí, pero no lo tocó. Buscó algún tipo de interruptor que accionara la alarma. ¡Bingo! Estaba debajo del mostrador. Apretó el botón  y salió fuera. Su corazón se había acelerado considerablemente. La alarma chillaba como una descosida taladrando sus tímpanos. Después de media hora esperando con un dolor de cabeza insoportable por culpa de la alarma, se dio por vencido.Se dirigió hacia una farmacia. Necesitaba algo que le calmara la migraña que le había producido la alarma. Encontró una no muy lejos de allí, vacía. Procedió a coger cajas de antibióticos, aspirinas, esparadrapo, tiritas, etc. Quería tener buena reserva.   Tenía que montar algún tipo de plan para subsistir mientras no cambiara la situación. Entró en un concesionario de vehículos todo terreno, buscando las llaves de una de las pickup. Esta le serviría para cargar provisiones. Se dirigió a la tienda de comestibles que había estado antes, y empezó a meter en un carrito todo tipo de latas de conservas. Al mismo tiempo iba cogiendo de la sección de congelados todo tipo de pescado y carne que se pudiera guardar en el congelador. También cogió de la sección de verdura mucha cantidad de pimientos, pepinos, cebollas, ajos, tomates etc. Salió fuera y empezó a cargarlo todo en la camioneta. De repente, vio a lo lejos alguien que cruzaba la calle. Subió a la camioneta y se dirigió a toda velocidad hacia allí. Al llegar a la altura, la persona había desaparecido. Empezó a gritar y a tocar la bocina llamándola con la esperanza de que lo escuchara.
   Pero fue inútil, no apareció nadie. Empezaba a dudar de su cordura. Necesitaba creer que no era el único superviviente de...fuera lo que fuera lo que había sucedido. Volvió a la tienda de comestibles y terminó de cargar. Volvió dentro y cogió varios paquetes de agua embotellada, así como de cerveza y de cola.
   Subió a la camioneta y se dirigió hacia su casa. Vivía en una casita adosada. Bajó de la pickup y abrió la puerta del garaje. Sacó su viejo vehículo de allí, dejándolo aparcado en la calle. Entró la camioneta y cerró el garaje. Después de distribuir la comida en los armarios y congelador, se dirigió al baño y se dio una ducha. Se afeitó y se cambió la ropa. Bajó al garaje y sacó la camioneta de este. Se dirigió hacia una gasolinera y le llenó el deposito. Se iba a dedicar a dar vueltas por la ciudad. Seguro que al final conseguiría encontrar a  alguien. Empezó a rodar por la ciudad, a velocidad lenta. Quería asegurarse de que distinguía cualquier movimiento que se produjera. Así que después de tres horas dando vueltas, al final desistió. Se fue  a casa. Tenía hambre e iba a prepararse un buen bistec con verduras. Mañana volvería a "patrullar" las calles.
   Conforme pasaban los días se volvía mas descuidado en sus maniobras.Dejaba las tiendas destrozadas, conducía por encima de la acera. Incluso saqueaba bancos y guardaba el dinero en la bañera de la casa de al lado. Se había trasladado a la zona residencial alta. La que estaba a las afueras de la ciudad. Prácticamente ni se aseaba. Casi siempre iba borracho. Se había dejado perder totalmente y estaba perdiendo la cordura. Se hizo con una emisora de onda corta, y todos los días la ponía en marcha cambiando canales por si conseguía captar algo. Así día tras día aquella situación se convertía en una desesperación. Iba a toda velocidad por las calles esquivando los vehículos que habían tirados por allí. Se había convertido en un juego para él. Hoy tocaba patrullar la zona norte. Era donde había visto por primera vez a aquella persona a lo lejos.  Quizá hoy tuviera suerte. Iba a gran velocidad, sorteando los obstáculos. De repente salió de su izquierda una mujer, rubia , mediana edad,que salía de una tienda de comestibles haciéndole señales con los brazos. No la pudo esquivar llevándosela por delante. El impactó la proyectó unos diez metros por el aire.
    Salió del coche y se aproximó a ella a toda prisa. La había matado. Se sentó a su lado y se puso a llorar como un niño. Su estado de desesperación había llegado a cotas máximas. Cuando se calmó, subió al coche y empezó a aumentar la velocidad considerablemente. Tenía la mente nublada. Sabía lo que iba ha hacer y pisó a fondo.
   No se había puesto el cinturón y el impacto con el camión que había en la calle lo proyectó a través de la luna delantera.
    Salieron de detrás de un edificio alertados por el impacto. Eran tres, dos mujeres y un hombre. Se dirigían corriendo hacia él. Intentó moverse pero no pudo.Había caído con tan mala fortuna que se había incrustado el limpiaparabrisas del coche en su espalda, perforando un pulmón. Los vio llegar hasta él e intentaron levantarlo. .Intentó decirles algo, pero lo único que consiguió fue esputar sangre. Luego cerró los ojos para no volver ha abrirlos nunca más.

sábado, 5 de mayo de 2012

Quisiera agradecer a toda la gente que ha seguido la publicación de mi primera novela. Espero que haya gustado y en el futuro conseguir engancharos con algo mejor. Continuaré exponiendo relatos cortos que tengo para el que le interese. Gracias de nuevo.

Sombra oscura cap 20

Llegó a la habitación después de la entrevista con el capitán. Se encontraba fatal. Se había bebido unos sorbos de aquel whisky que le había ofrecido. Fue directamente al servicio y empezó a vomitar sangre a borbotones. Elly estaba muy asustada. No sabía que hacer. Cogió una toalla y mojándola con agua fría se la puso en la frente. Estuvo casi veinte minutos en los que no se podía separar de la taza del váter. Las nauseas eran tremendas. No recordaba ya la última vez que intentó ingerir algo que no fuera sangre y que le produjo la misma sensación. Encima estaba mareado puesto que el alcohol se había diluido en la sangre provocándole un estado de embriaguez. Estaba pálido como el mármol. Cuando consiguió levantar la cabeza de la taza del váter, su cara era un autentico poema. Elly lo acompañó a la cama y allí le tumbó. Le daba todo vueltas. La joven se aproximó al escritorio donde tenían un abrecartas y con él se hizo un corte en la muñeca. Se la aproximó a la boca y le dijo con cariño -Bebe. El barco había parado la marcha de aproximación al puerto. Allí a menos de media milla náutica esperaba a que tres remolcadores se aproximaran para remolcar el navío hasta el interior de la dársena. Uno de aquellos remolcadores se aproximó al lateral del buque donde se encontraba una pasarela de acceso. Por ella subió un hombre con indumentaria marina. -Bienvenido a bordo. Pase por aquí. - Invitó el capitán. -Gracias. Soy el práctico del puerto de Portsmouth. -Se presentó el recién llegado estrechando la mano del capitán. -Sígame y le conduciré hasta el puente de mando. - Se ofreció el capitán. -Gracias. Con mucho gusto. - Y dicho esto le siguió. Mientras ya se habían lanzado las maromas de arrastre que unirían los remolcadores con el crucero. En la habitación, mientras, Jon ya se había recuperado de su malestar, en parte gracias a la sangre que le había ofrecido Elly. Terminaron de arreglarse y de hacer las pocas maletas que llevaban. El barco había atracado ya en el puerto y se estaban colocando las pasarelas para qué los pasajeros pudieran bajar del navío. Llamó un miembro de la tripulación que traía una carretilla para llevar el equipaje de la pareja. Jon le indicó lo que tenía que cargar y éste se lo llevó, no sin antes recibir una generosa propina. -¿Nos vamos cariño? -interrogó a su acompañante. -Sí. Voy a echar de menos el barco. Me lo he pasado muy bien a bordo.- contestó ella con resignación. Salieron de la habitación, siguiendo al botones que llevaba su equipaje. Entraron en un ascensor que les llevó hasta el garaje del barco donde les esperaba el Ferrari. Allí cargaron las maletas en el pequeño maletero del vehículo. Tuvieron que dejar una de las bolsas a los pies de Elly. Había un seguridad coordinando la salida de vehículos. Éste les hizo indicaciones de que se colocaran en la cola de salida. Una vez en tierra firme, la cola se bifurcaba en varias más hasta la entrada de la aduana. Pasaron la revisión, entregando sus visados. El agente registró la maleta más grande, y luego les dejó pasar. Estaban en Gran Bretaña. Ahora desde allí se dirigirían hacia Europa, posiblemente España. De repente, empezaron a entrar coches de la policía por las verjas que rodeaban el puerto, cosa que la pareja no esperaba. Jon tenía la esperanza de poder salir de esas dichosas verjas antes de que se montaran los controles pertinentes. Pero no fue así. El capitán del barco había sido informado de otro cadáver en la sala de máquinas del barco. Hacía diez minutos que lo habían encontrado al mover los bultos que allí tenían de piezas de reparación y engrase. Dentro de una de las cajas grandes se encontraba el cadáver. Llevaba varios días muerto y, como era lógico, estaba ya en estado de descomposición. Uno de los encargados de controlar los paneles de control de las máquinas había dado una descripción de una pareja que se había movido por allí hacía dos o tres días. La descripción concordaba con los señores Leslie. Dio parte inmediatamente a las autoridades portuarias y éstas avisaron a la policía. El control estaba montado. La cola de coches que salían se había ralentizado sobre manera. Comprobaban cada coche de arriba a abajo. Jon esperaba que no los estuvieran buscando a ellos. Así que no salió de la cola. Esperó a que le tocara el turno, luego se puso a la altura de un agente que le saludó con desgana y le pidió que le entregara las documentaciones. Éste se las entregó a través de la ventanilla. El policía al abrir el pasaporte de Jon hizo un gesto de contradicción y se dirigió hacia el coche policial. Jon se había percatado del gesto. Por el retrovisor vio como dos agentes se acercaban a su vehículo con la mano en la cartuchera. No podía esperar más. Metió primera y aceleró al máximo. Rompió con el techo del coche la barrera de salida. Los agentes le dieron el alto y empezaron a disparar. Las balas rompieron la luna trasera del vehículo. Salieron en persecución del Ferrari dos patrullas de policía. Pero en poco tiempo los perdió de vista. Sabía que tenía que esconder el vehículo a toda costa. Se reía para si mismo. Eran demasiado rápidos para que les atraparan tan fácilmente. Vio en el salpicadero del coche, que estaba echo de caoba natural, dos impactos de bala. Éstos habían astillado el salpicadero produciendo unas grandes brechas en él. -Nos ha ido de poco. ¿Qué te pasa que no dices nada?- dijo mientras conducía a gran velocidad. Pero Elly no contestaba. Disminuyó la velocidad y metió el coche en una carretera de tierra que salía en un lateral de la carretera. Allí escondió el coche entre los arboles. Se giró hacia la joven que había apoyado la cabeza sobre el salpicadero. -¿Elly estás bien?- y con la mano levantó la cabeza de la joven. Al ponerla en posición erguida vio su pecho repleto de sangre. -Elly por favor dime algo. La cogió como pudo y la sacó del vehículo tumbándola sobre el capó. Tenía los ojos cerrados y no respiraba. Le abrió la camisa con las dos manos dejando al descubierto sus pechos. Bajo el seno izquierdo, había una herida de la que manaba abundante sangre. Intentó taponar la herida con su mano, pero notó un pinchazo en la palma. Metió los dedos en la herida y sacó con bastante dificultad una astilla de unos cinco centímetros por dos de ancho. Le había perforado el corazón y parte de ella seguía clavada en él. Él estaba temblando. Se encontraba allí, junto a ella sin saber que hacer o a quien acudir, y por si fuera poco la policía les buscaba. Empezó a llorar como un niño bañando su cara y su camisa de su propia sangre. Levantó la cabeza mirando el cielo y profirió un grito desgarrador.

lunes, 30 de abril de 2012

Sombra oscura cap 19

El capitán invitó a sentarse a la pareja en un cómodo sofá que se encontraba en uno de los laterales del camarote. A continuación les ofreció cualquier tipo de bebida que quisieran consumir. Éstos lógicamente lo rechazaron. Jon tenía cara de pocos amigos. Sabía que estaban jugando una de sus últimas bazas y en ello les iba su existencia por así decirlo. Observaba al capitán que estaba sudando. Se encontraba incómodo en aquella situación. Habían acusado a uno de los más ricos que viajaban allí. Además era una persona que se había mostrado amable y educada en el trato, más si cabe generosa, pagando la barbacoa de la noche anterior. Su cabeza daba vueltas. El empleado debía haberse equivocado en señalarle a él. Estaba oscuro, como bien había dicho el empleado al contarle lo sucedido. -Bueno- Dijo después de carraspear – No sé por dónde empezar. Es una situación embarazosa para mí y quisiera tener el máximo tacto posible en afrontarla. -Tranquilícese capitán. - Suavizó Jon con un tono bastante afable. -Pues el tema es que... anoche, prácticamente al amanecer, alguien arrojó al mar el cuerpo sin vida de una mujer. Uno de los empleados del barco afirma que le vio a usted echándola al mar... Jon soltó una carcajada y respondió: -Perdone que me ría capitán, pero a esas horas si no recuerdo mal estaba en nuestro camarote haciendo el amor con mi mujer. - Soltó en tono distendido mirando a su pareja. Elly se ruborizó y asintió con la cabeza. El capitán cada vez tenía más claro que había sido un error. Mandó llamar al trabajador, para que rectificara en su acusación. En unos minutos se presentó allí. Los miembros de seguridad le dejaron pasar. -¿Cómo te llamas chico?-preguntó el capitán que estaba rojo de ira. El muchacho, que vio como el capitán le observaba furibundo tardó unos instantes en contestar. -¡Contesta! -Señor, soy Alejandro. -Bien Alejandro. ¿Es éste el hombre que viste anoche? Jon que se esperaba algo así, intervino en la mente del joven haciendo que sus recuerdos fueran confusos. Empezó a balbucear. -Yo señor...estaba oscuro...no...no veía bien. Posiblemente me equivoqué. Pero se le parece tanto. Yo.. no sé... -¡Sal de aquí! Ya hablaremos luego tú y yo.- Ordenó el capitán. El chico obedeció con lágrimas en los ojos. Estaba confuso. No podía articular dos palabras seguidas. Y encima el capitán la había tomado con él. Perdería el trabajo y, lo que es peor, posiblemente le acusarían de perjurio y no le pagarían. Estaba desolado. -Capitán – Empezó Jon una vez hubo salido el joven de la habitación – No sea demasiado duro con él. Estaba oscuro y supongo que tendría miedo del sujeto. -Es intolerable que un miembro de mi tripulación acuse a una de las personas del pasaje sin fundamentos. Haré que despidan a ese inútil. -Por favor capitán. Sea comprensivo. Quizá tenga una familia y dependa de su sueldo para mantenerla. Déjelo solo en una reprimenda. Pues no quisiera que por un malentendido se le echara de su trabajo. Por mi parte todo está olvidado. ¿Verdad querida? - Dijo girándose hacia Elly. -Claro cariño. Pobre chico tendría sueño, unido a la falta de luz, le hizo ver lo que no era- Se congració ella con lo que acababa de decir su marido. El capitán ya más tranquilo después de las palabras de sus huéspedes se relajó y se levantó a servirse un whisky con hielo en un vaso. -¿Les puedo invitar a algo?- Dijo girándose hacia la pareja. -Otro igual capitán, gracias.- contestó el vampiro. Mientras le dijo a Elly que abandonara la habitación y que fuera hasta su camarote. Él iría dentro de un rato. -Yo debo marcharme capitán. Tanto emoción me ha agotado. Iré a nuestro camarote y me acostaré. - Dijo ella levantándose. -Uno de mis hombres la acompañará hasta allí. El asesino continua suelto.- Le comunicó el capitán. Dio orden a su jefe de seguridad que un hombre la acompañara a su camarote y que continuaran vigilando por todo el barco. En menos de dos horas atracarían y no quería que sucediera nada más. Ella salió de la habitación acompañada por un miembro de seguridad. El capitán entregó a Jon un vaso con el whisky que le había servido. Éste miró el vaso e hizo una mueca. -Es uno de los mejores que existen en el mundo. Es uno de los pocos vicios que tengo señor Leslie. -Debe ser muy bueno. Yo no acostumbro a beber alcohol. Pero un día es un día. - Y levantando el vaso lanzó un brindis. - Por un final feliz. -Por un final feliz. - Suspiró el capitán.